La ovodonación es un tratamiento muy extendido y aceptado, que permite que mujeres con baja o nula reserva ovárica puedan quedar gestante y dar lugar a niños sanos, gracias al gesto de muchas mujeres jóvenes que deciden donar sus óvulos.
En España, dicho procedimiento está regulado principalmente por la Ley 14/2006 sobre Reproducción humana asistida, así como por el RD Ley 9/2014. El número de ciclos de ovodonación realizados aumenta cada año, situándose según el último Registro Nacional de actividad SEF en un total de 16774 ciclos de recepción de ovocitos donados. Al ser óvulos donados, proceden de donantes jóvenes anónimas, requisito legal e imprescindible entre otros. Además, dichas donantes son sometidas previamente a un estudio completo y reglado para evaluar su idoneidad como donante, que incluye información personal y familiar recogidos en su historia clínica, ausencia de enfermedades infecciosas y pruebas genéticas exhaustivas para reducir al máximo el riesgo de enfermedades hereditarias en la descendencia.
La donación de óvulos es un tratamiento sencillo, el cual consiste en realizar una estimulación ovárica moderada con el objetivo de activar un número adecuado de ovocitos, los cuales son reclutados y madurados. Una vez conseguido el momento oportuno, son extraídos mediante un proceso sencillo que no requiere ingreso hospitalario. De forma paralela, la paciente receptora ha seguido un proceso de preparación uterina, de forma que pueda aceptar la transferencia de 1 embrión competente y de buena calidad, generado a partir del óvulo donado y fecundado con el esperma de su pareja, o en su defecto con esperma de donante.
La asignación de la donante se hace en base a similitud fenotípica e inmunológica con la receptora, tal y como exige la ley.
La implantación de embriones obtenidos a partir de óvulos de donante suele generar una alta probabilidad de embarazo a término, con independencia de la edad de la receptora. Es por ello, que en general la edad límite para recibir embriones así generados se sitúa actualmente en los 50 años, aunque dependiendo del caso podría extenderse puntualmente, según el criterio médico.